Los bigotes de los gatos son una herramienta importante sensorial táctil que les permite tener una mejor percepción del mundo que les rodea. Conocidos como “vibrisas” los bigotes de los gatos son pelos gruesos que se encuentran en varias partes de su cuerpo como en las almohadillas alrededor de su hocico, por encima y en los extremos de los ojos, en la barbilla y también en la parte trasera de sus patas delanteras.
Los felinos pueden llegar a tener hasta un total de entre 16 y 24 bigotes. Éstos son mucho más rígidos, largos y hasta son tres veces más profundos que el resto de su pelo. Tienen células sensitivas en su base y actúan como receptores. Esto los hace sensibles a casi cualquier movimiento que haya cerca de ellos.
Normalmente, la longitud de los bigotes o vibrisas, coincide con la anchura de su cuerpo, esto les permite saber si caben en un hueco determinado. Actúan como una regla que les permite saber si el espacio es demasiado reducido. Si va a intentar entrar en una coja o un hueco primero, antes de nada explorará la zona con su cabeza antes de decidirse a entrar. Los bigotes de los gatos con sobrepeso, no crecen tanto como su ancho, esto no los hace conscientes de que miden más de lo normal y por eso pueden quedarse atrapados con más facilidad.
Los bigotes además, son muy sensibles y actúan como alerta de lo que pasa a su alrededor. Les avisan cuando algo se está aproximando a su cara y poder así evitar un daño o obstáculo. Esto les resulta muy útil ya que les permite mantenerse alerta incluso cuando duermen o es de noche, ya que les ayudan a moverse de un lado a otro aunque no haya luz.
Además de actuar como sensor, actúan también como herramienta de comunicación y a través de ellos podemos conocer el estado de nuestra mascota.
Si sus bigotes se encuentran relajados, significa que se encuentra tranquilo, pero si están rígidos o desplazados hacia delante se encuentra en alerta. Cuando nuestro gatos está asustado o enfadado, sus bigotes se encuentra pegados contra sus mofletes.
